Flores para Leo
Los nativos del signo del gran felino son muy afines al sol, que nos recuerda con sus rayos a la melena del león. El sol que concibe vida y el sol que la mantiene y la renueva. Este vínculo hace que, a pesar de su duro semblante, los nativos de Leo tengan una marcada predilección por las flores.
A los Leo les gusta observar la manera en que las plantas se nutren del sol, cómo le reverencian y toman lo mejor de él. Un ciclo que es más visible y claro con la flor preferida de Leo, que es casi como una versión de sí mismo convertida en flor.
Quizá esta flor piense que Leo es una versión de ella misma convertida en persona...
La flor de Leo: Girasol
El girasol es una de las flores más curiosas pues es grande y vigorosa, de tallo firme y grueso, que se mueve de manera visible, pues sigue al sol para sacar e máximo partido de su energía.
La primera noticia de la gran flor de girasol que tenemos data del Perú de haces más de cinco mil años. Desde esos tiempos seducía a reyes por su aspecto robusto y poderoso, y por la sincronicidad que mantiene con el mayor de los astros. Desde entonces, también, ha sido cultivada no sólo como un ornato, si no por la extracción de su aceite comestible.
Los incas recomendaban a las mujeres comer las semillas del girasol para aumentar su fertilidad y en la Europa del siglo XVI se creía que consumir su aceite era como beberse al sol.
Otras habilidades que se cree se potencian por la ingesta del girasol son la sabiduría, la potencia amatoria y la capacidad de trabajo.
La manera más sencilla de usar esta flor como amuleto es sembrarla en el jardín, bajo el rayo del sol, para contemplar su lento inclinarse y seguir paciente el paso del sol. Es uno de los portentos naturales: observar a una planta que rinde culto al sol como tantas y tantas civilizaciones humanas lo han hecho a lo largo de los eones.
También se puede llenar recipientes con sus pétalos y semillas, y perfumar la casa con esencias suyas.
Una de las maneras más sencillas en que los Leo pueden llamar a la suerte usando las semillas del girasol es con un rito propiciatorio: se colocan en algún lugar soleado de la casa un conjunto de billetes, y sobre de ellos se coloca un puñado de semillas de girasol y tierra fresca.
Al paso de un mes, siempre que no se muevan ni el dinero ni las semillas, la fortuna de la casa va a florecer de manera asombrosa.